miércoles, 16 de marzo de 2011

Identidad Planetaria o Identidad en la Era Planetaria
















IDENTIDAD PLANETARIA O IDENTIDAD EN LA ERA PLANETARIA
Por: Meir Finkel,Ph.D.

Podría tratarse de una dicotomía lingüística en el sentido que la primera expresión hace referencia a una identidad terrenal perteneciente a toda la especie humana en su habitad, por ejemplo el cuidado del ecosistema y sus temas: medioambiente, cambio climático y biósfera; la crisis económica mundial y sus temas: migración, pluralismo y noósfera; y finalmente, la globalización y sus actores: BM, OMC, FMI, G-8, G-20 y las transnacionales, entre otros.

En tanto que la segunda conjugación lingüística hace referencia a un periodo de tiempo o a una fase histórica, una fase de la civilización mundial donde todo el planeta y sus habitantes se encuentran interconectados, donde fluyen la información, el conocimiento y las comunicaciones en general; dinero, mercaderías y personas en particular.

En esta segunda verbalización puede deducirse una identidad a la que le subyacen valores ideológicos ligados con las libertades que caracterizan la dignidad humana. No aceptar la nube de información, conocimientos y comunicaciones es rechazar toda posibilidad de desarrollo humano y por lo tanto limitaría los derechos humanos. Por otro lado rechazar rotundamente el neoliberalismo representado por el capital y el trabajo que migró de las fábricas de la era industrial a las plantas de alta tecnología conjugando capital y trabajo al conocimiento.

Indistintamente de ambos vocablos, conviene detenerse frente a la palabra identidad. ¿A qué identidad se refiere Edgar Morin al recomendar enseñar la identidad terrenal?1 Según Morin, la humanidad sufre de una ceguera que les impide ver los problemas de nuestro tiempo y la realidad que estamos creando.

La identidad de nuestro tiempo no es un fenómeno aislado, se encuentra entrelazado históricamente con el pasado, cercano, lejano, remoto, etc. y con el futuro cercano, próximo, cósmico, etc. Además de fenómeno es un proceso histórico en la transmisión de la cultura intergeneracionalmente, un proceso ligado estrechamente con la educación, en todos sus niveles.

Quiere decir que la identidad es la integración de todo lo recién expuesto, en la convergencia de la comunicación, su contenido y su cultura en forma de educación. Orientada a quitar el velo que obstruye ver más allá de las fronteras nacionales hacía un mundo único, extenso e inmediato, unido por redes de comunicación digital como nunca antes había mostrado la tecnología.

El mensaje en ambas opciones es el mismo: promover un conocimiento capaz de abordar los problemas globales (Morin, 1999). Y éstos se pueden abordar desde el conjunto, desde la totalidad; y no como se viene haciendo simplificando los problemas a las partes que lo conforman. En un nuevo saber en la diversidad, desde múltiples diversidades, en la globalización.

No puedo continuar estas reflexiones sin antes citar a Morin, donde indica “La cultura está constituida por el conjunto de saberes, saber-hacer, reglas, normas, interdicciones, estrategias, creencias, ideas, valores, mitos que se transmiten de generación en generación, se reproduce en cada individuo, controla la existencia de la sociedad y mantiene la complejidad psicológica y social”.


A la identidad le subyace la cultura y se manifiesta mediante una identidad humana, identidad social, mestizajes culturales, procesos transculturales, y en general las expresiones de comunicación que proyectan las personas según sus “ingredientes” locales, nacionales, regionales, religiosos, étnicos, globales, etc.

El lector ya sabe a qué me refiero cuándo menciono la palabra identidad. Veamos ahora que significa la era planetaria. Esta era a diferencia de otras que le precedieron achiquitó el planeta, en palabras de Morin; los avances tecnológicos han unido el mundo, lo que Friedman ha denominado la tierra plana.

No cabe la menor duda que se trata de una era digital que dejó atrás la era analógica; una era donde prolifera todo, las lenguas, las culturas, el desarrollo y también la pobreza. Lo que obliga a movimientos de población en forma generalizada. Sin entrar en más detalles, a nadie extraña que el mundo sea un todo, la realidad es global, la ecología es planetaria, para mencionar pocos.

Una identidad planetaria o una identidad en la era planetaria busca lo mismo: la unidad mundial, la unión planetaria, la educación universal, la comprensión intersubjetiva entre humanos, atención a los excluidos y en general el desarrollo de una civilización empática.

La comprensión hacia los demás, la libertad del intelectual a pensar y repensar nuevas proposiciones, la lucidez frente al propio acto de conocer (metacognición), el abordaje de los problemas globales y la formación de la comunidad planetaria entretejida mediante la proliferación de redes sociales (internet); todas las anteriores convergen en una nueva identidad en la era planetaria que lucha contra los defectos del sistema enseñando la identidad planetaria.

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