sábado, 26 de marzo de 2011

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miércoles, 16 de marzo de 2011

Identidad Planetaria o Identidad en la Era Planetaria
















IDENTIDAD PLANETARIA O IDENTIDAD EN LA ERA PLANETARIA
Por: Meir Finkel,Ph.D.

Podría tratarse de una dicotomía lingüística en el sentido que la primera expresión hace referencia a una identidad terrenal perteneciente a toda la especie humana en su habitad, por ejemplo el cuidado del ecosistema y sus temas: medioambiente, cambio climático y biósfera; la crisis económica mundial y sus temas: migración, pluralismo y noósfera; y finalmente, la globalización y sus actores: BM, OMC, FMI, G-8, G-20 y las transnacionales, entre otros.

En tanto que la segunda conjugación lingüística hace referencia a un periodo de tiempo o a una fase histórica, una fase de la civilización mundial donde todo el planeta y sus habitantes se encuentran interconectados, donde fluyen la información, el conocimiento y las comunicaciones en general; dinero, mercaderías y personas en particular.

En esta segunda verbalización puede deducirse una identidad a la que le subyacen valores ideológicos ligados con las libertades que caracterizan la dignidad humana. No aceptar la nube de información, conocimientos y comunicaciones es rechazar toda posibilidad de desarrollo humano y por lo tanto limitaría los derechos humanos. Por otro lado rechazar rotundamente el neoliberalismo representado por el capital y el trabajo que migró de las fábricas de la era industrial a las plantas de alta tecnología conjugando capital y trabajo al conocimiento.

Indistintamente de ambos vocablos, conviene detenerse frente a la palabra identidad. ¿A qué identidad se refiere Edgar Morin al recomendar enseñar la identidad terrenal?1 Según Morin, la humanidad sufre de una ceguera que les impide ver los problemas de nuestro tiempo y la realidad que estamos creando.

La identidad de nuestro tiempo no es un fenómeno aislado, se encuentra entrelazado históricamente con el pasado, cercano, lejano, remoto, etc. y con el futuro cercano, próximo, cósmico, etc. Además de fenómeno es un proceso histórico en la transmisión de la cultura intergeneracionalmente, un proceso ligado estrechamente con la educación, en todos sus niveles.

Quiere decir que la identidad es la integración de todo lo recién expuesto, en la convergencia de la comunicación, su contenido y su cultura en forma de educación. Orientada a quitar el velo que obstruye ver más allá de las fronteras nacionales hacía un mundo único, extenso e inmediato, unido por redes de comunicación digital como nunca antes había mostrado la tecnología.

El mensaje en ambas opciones es el mismo: promover un conocimiento capaz de abordar los problemas globales (Morin, 1999). Y éstos se pueden abordar desde el conjunto, desde la totalidad; y no como se viene haciendo simplificando los problemas a las partes que lo conforman. En un nuevo saber en la diversidad, desde múltiples diversidades, en la globalización.

No puedo continuar estas reflexiones sin antes citar a Morin, donde indica “La cultura está constituida por el conjunto de saberes, saber-hacer, reglas, normas, interdicciones, estrategias, creencias, ideas, valores, mitos que se transmiten de generación en generación, se reproduce en cada individuo, controla la existencia de la sociedad y mantiene la complejidad psicológica y social”.


A la identidad le subyace la cultura y se manifiesta mediante una identidad humana, identidad social, mestizajes culturales, procesos transculturales, y en general las expresiones de comunicación que proyectan las personas según sus “ingredientes” locales, nacionales, regionales, religiosos, étnicos, globales, etc.

El lector ya sabe a qué me refiero cuándo menciono la palabra identidad. Veamos ahora que significa la era planetaria. Esta era a diferencia de otras que le precedieron achiquitó el planeta, en palabras de Morin; los avances tecnológicos han unido el mundo, lo que Friedman ha denominado la tierra plana.

No cabe la menor duda que se trata de una era digital que dejó atrás la era analógica; una era donde prolifera todo, las lenguas, las culturas, el desarrollo y también la pobreza. Lo que obliga a movimientos de población en forma generalizada. Sin entrar en más detalles, a nadie extraña que el mundo sea un todo, la realidad es global, la ecología es planetaria, para mencionar pocos.

Una identidad planetaria o una identidad en la era planetaria busca lo mismo: la unidad mundial, la unión planetaria, la educación universal, la comprensión intersubjetiva entre humanos, atención a los excluidos y en general el desarrollo de una civilización empática.

La comprensión hacia los demás, la libertad del intelectual a pensar y repensar nuevas proposiciones, la lucidez frente al propio acto de conocer (metacognición), el abordaje de los problemas globales y la formación de la comunidad planetaria entretejida mediante la proliferación de redes sociales (internet); todas las anteriores convergen en una nueva identidad en la era planetaria que lucha contra los defectos del sistema enseñando la identidad planetaria.

domingo, 20 de febrero de 2011

Contexto temporal, espacial y ciberespacial

CONTEXTUALIZACIÓN TEMPORAL, ESPACIAL Y CIBERESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES HUMANAS: Planteamiento transdisciplinario de la idea, concepto y noción de una educación superior que trasciende la universidad
La educación en la mirada conservadora es más social que comercial, en la mirada transdisciplinaria es más humanitaria que social: En lo social busca planear y desarrollar desde una perspectiva logística en la preparación de los jóvenes para desempeñarse en forma efectiva en su futuro laboral, en lo humanitario busca organizar e implementar desde una perspectiva estratégica para que los jóvenes desarrollen las competencias con criterio ético al servicio de la persona como principio y de la colectividad como fin.

Lo social y lo humanitario responden a los requerimientos de una realidad cambiante que exige: Nuevos contenidos y nuevos enfoques multidisciplinarios orientados a una autoformación adaptable a los cambios para poder asumir un papel protagónico como agentes de cambio. Son señales de la realidad de los tiempos actuales que no se pueden evitar y que obligan a asistir al cambio de pensamiento, a la transformación educativa y al surgimiento de una nueva manera de educar en la universidad.

La idea de una educación superior no universitaria que vaya más allá de la educación universitaria tradicional se encuentra relacionada a la realidad presencial, a la realidad virtual, al entorno global, a la situación territorial y a los aspectos sociales e individuales que forman parte de una nueva realidad vital impregnaba de dramáticos cambios y transformaciones permanentes que antes se daban de generación en generación, y que hoy se dan múltiples y complejos cambios en una misma generación. Esta nueva relación entre cambios, transformaciones, evolución, progreso y desarrollo, se dan en el contexto del tiempo, del espacio y del ciberespacio, lo que obliga a repensar la educación universitaria en una metamorfosis hacia la educación superior transuniversitaria.

El concepto de una educación superior transuniversitaria se basa en una nueva propuesta metodológica y educativa superior hacia el futuro con nuevos lineamientos psicopedagógicos y andragógicos apoyados en las nuevas tecnologías digitales que han formado la sociedad del conocimiento, y que obliga a ligar la educación con el trabajo, en forma significativa, hacia la construcción de una inteligencia social del conocimiento por medio de herramientas, instrumentos, procesos y contenidos intelectuales que transcienden las disciplinas académicas hacia la transdisciplinariedad.

La noción de la transdisciplinariedad en el marco de la educación superior transuniversitaria gira en torno a las diferentes perspectivas en la construcción social de conocimiento, a la generación, desarrollo, abordaje y asimilación de los contenidos académicos e intelectuales y a la autonomía de las nuevas alternativas a la disciplinariedad (como modelo investigativo) autoorganizadas en conjunto orientadas hacia una finalidad que pueda explicar mediante el pensamiento complejo los diferentes niveles integrativos de la realidad (humana, naturaleza y cósmica) en sus diferentes dimensiones: externa (física clásica), interna (física cuántica) y natural (entorno espiritual).
La epistemología de la transdisciplinariedad tiene sus orígenes busca una lógica más completa, una lógica de la transformación y de la interdependencia, una lógica que sea sensible a esa complicada red dinámica de sucesos, tratando de dar una explicación crítica, global y unificada.
La historia en torno a las alternativas disciplinarias desde fines del siglo XIX, con autores como Dilthey, Weber, Jaspers y otros abordaron e ilustraron este tema; pero, quizá, sólo los autores de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Apel, Marcuse, y, especialmente, Habermas) se centraron de una manera especial en ellos, estructurando la llamada “teoría crítica” o “teoría de la acción comunicativa”, que pone el énfasis en la actividad crítica del sujeto durante todo el proceso de atribuir significado a los objetos de investigación.

El espíritu humano no refleja el mundo: Lo traduce a través de todo un sistema sensorial y perceptivo (electro-neuro-cere­bral) donde los sentidos captan un determinado número de estí­mulos que son transformados en mensajes y códigos a través de las redes nerviosas, y es el espíritu-cerebro el que produce lo que se llama representacio­nes, nociones e ideas por las que percibe y concibe el mundo exterior. Estas ideas no son reflejos de lo real, sino traducciones de lo real (Morin, 1984).

La realidad actual se caracteriza por sus interconexiones a un nivel global en el que los fenóme­nos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son todos recíprocamente interdependientes. Para describir esta realidad de manera adecuada necesitamos una perspectiva más amplia, holista y ecológica, es decir, en relación con todo lo existente e interdependiente, donde todo influye sobre todo.

Pensar en una nueva propuesta metodológica y educativa hacia el futuro con nuevos lineamientos psicopedagógicos apoyados en las altas tecnologías que han formado la sociedad del conocimiento que obliga a ligar la educación y la investigación con la experiencia personal y el trabajo en el contexto de la globalización. Una cultura de emprendimiento inter y transdisciplinaria caracterizada por al menos tres componentes: El aspecto formativo personal en el contexto global, el desarrollo profesional en el contexto social y la integración de saberes vinculada a las actividades prácticas cotidianas.

El proceso de la transformación de la información en conocimiento y a su vez en ciencia converge en la educación (proceso social) y consecuentemente influye en la transformación social. La educación-comunicación del conocimiento-ciencia así comprendida dependerá no sólo del contenido sino del canal o medio de comunicación (Shannon-Wiever) que en el campo didáctico-pedagógico tiene dos manifestaciones: las conexiones (ocultas de Capra) y los contextos (complejos de Morin).

Los elementos didácticos y elementos transdisciplinarios que conforman el tejido que vincula la educación, el aprendizaje, la didáctica, la pedagogía, la comunicación y la cibernética. Se distinguen (en forma compleja) los siguientes elementos:

· Actores (profesores y alumnos)
· Objetivos (pedagógicos y didácticos)
· Contenidos (información y conocimiento)
· Técnicas (artísticas y científicas)
· Medios (conexiones y contextos)
· Evaluación (control y resultados)
· Relaciones (conductistas y cognitivas)
· Tiempo (planes y cronograma)
· Espacio (real y virtual)
· Metacognición (endógeno y exógeno)
· Aprendizaje (individual y colectivo)
· Investigación (deductiva e inductiva)

La transformación educativa y consecuentemente la transformación social es una actividad humana que conlleva comportamientos individuales y colectivos en un territorio de terminado (físico e identidario) influenciado por el contexto local (historia, cultura y geografía) y el contexto planetario (globalización, PEST, naturaleza). Esta transformación educativa y a la transformación social se les agregan la transformación tecnológica (comunicación y ciencia)y la transformación de las condiciones temporales y espaciales (locales y globales) en la generación de un ciclo concéntrico que a su vez se encuentra compuesto por otros ciclos internos en la conformación de una compleja estructura multicéntrica relacionada con el crecimiento demográfico y de las ciudades (megalópolis), el agotamiento de los recursos naturales (polución, cambio climático contaminación ambiental) y la expansión del Universo (idea y noción).

La contextualización espacial, recién expuesta, de la naturaleza humana (vivir y convivir)requiere de una refundación transdisciplinaria de la noción humana-natural-universal en la creación de una nueva mentalidad (meta-metodología del pensamiento complejo) que a las disciplinas científicas tradicionales encuentran gran dificultad en dar una explicación satisfactoria de los múltiples fenómenos (simultáneos y complejos) en que la actividad humana se encuentra inmersa (realidad y multirealidad) en la era planetaria.

La propuesta de instalar una entidad transeducativa-ciberuniversitaria con sentido humano a partir de un contexto local, social, histórico, cultural y geográfico global requiere tomar en cuenta un conjunto de factores físicos e identitarios que fundan a la vez la integración del espacio en un conjunto global, así como su diferenciación como lugar único, capaz de cruzar las múltiples dimensiones de una entidad académica armoniosa y durable que traspase su locación territorial para ubicarse en el contexto de la globalización (política, económica, social, tecnológica, educativa y cultural) y en el contexto de la realidad virtual y el ciberespacio.

La dimensiones política de esta situación a través de la cuestión de las políticas públicas para favorecer el desarrollo y luchar contra los riesgos vinculados a la polarización de los actores en el escenario educativo por medio de leyes, normas y reglamentos que favorezcan el establecimiento de las nuevas entidades que transforman la educación y a la vez restrinjan la aparición de entidades que no cumplen con los requerimientos académicos que exige la nueva realidad planetaria en lo humano, lo institucional, lo social, lo natural y lo planetario.

El análisis económico tradicional se funda sobre la realidad según la cual el espacio y el ciberespacio, en coordinación con todos los agentes económicos involucrados: mercado, actores, información, condiciones, estructura, control y obligaciones contractuales (Coase, 1937:23). Esto genera costos de transacción (movilización, suministro, distribución, acceso, comunicación, búsqueda de la información, etc.). Dependiendo del contexto espacial o ciberespacial los costos podrán incrementarse o disminuirse, según el caso.

La dimensión social espacial requiere pensar en un modelo de ética de mercadeo en la formación del personal docente, no docente y el reclutamiento de estudiantes, según Scott Vitell, el modelo de ética de las decisiones de mercadeo educativo comprende los siguientes elementos: El entorno sociocultural, el entorno profesional, el entorno competitivo, el entorno institucional y las características personales del líder (Vitell, 1986:5-16).

La vinculación tecnológica al proceso educativo que se plantea modifica la noción de distancia, baja los costos, mejora la naturaleza compleja de la comunicación, permite descentralizar los procesos metodológicos de investigación, los de la generación del conocimiento, los de la producción de contenidos e intercambio interactivo de ideas y de otros materiales psicopedagógicos.

La dimensión educativa del mercadeo obliga a tomar en cuenta el proceso de planificación, ejecución del proyecto educativo, equipamiento territorial y desarrollo ciberespacial, fijación de precios, promoción de ideas, estrategias apropiadas para atraer, captar y retener alumnos. Esto se logra mediante una planeación estratégica que toma en cuenta: El análisis contextual (FODA), el análisis de recursos educativos (personal, fondos, facilidades y sistemas), la formulación de metas (visión, misión, valores y principios), la formulación de estrategias (académica, servicios, competencia, diferenciación, posicionamiento), el diseño de la organización (estructura, infraestructura, cultura organizacional e institucional) y el diseño del sistema (planeamiento, ejecución y control).

Lo cultural ha evolucionado vertiginosamente de la agri-cultura, a la cultura urbana como un punto ubicado al centro de un Estado circular, y concentra la totalidad de las necesidades educativas y culturales, pasando por la transculturación postindustrial de Yoneji Masuda, Daniel Bell, Zbigniew Brzezinski, y Peter Drucker en los años 70’s de la era tecnotrónica, que a su vez fue sustituida por la actual cibercultura de la sociedad el conocimiento de Luis Joyanes, Manuel Castells y Edgar Morin, entre otros.

La comunicación tiene dos vertientes importantes: La primera, las vías de comunicación y el trasporte que es función de la distancia que separa en forma física los centros de la investigación, del desarrollo, del saber y de los materiales escritos y los centros de enseñanza separados por la geografía al distancias las ciudades del saber y de la alta tecnología digital de los lugares de enseñanza en otras latitudes. La segunda, las tecnologías de la comunicación que es resultado del avance en la ciencia y la tecnología que logra acercar las megalópolis a las ciudades urbanas y las ciudadelas rurales facilitando la posibilidad de obtención de educación de calidad sin importar la distancia ni el tiempo haciendo extensivas la difusión del conocimiento hasta el lugar más recóndito de la Tierra.

La integración de las actividades académicas, educativas y culturales que dependían tradicionalmente de los grandes centros de investigación y enseñanza superior, cuyo tamaño a menudo positivamente se correlaciona a los problemas de su propia organización y del territorio donde se agrupaban estos centros académicos en situación de interdependencia educativa y cultural y cuya rígida estructura se ha transformado en la era planetaria en un modelo más flexible y accesible en el suministro de recursos educativos, centros de formación de docentes y generación de conocimiento y producción de contenidos.

La nueva realidad institucional de acuerdo a la realidad local en el contexto global revelan muy estimulantes y fundadoras perspectivas de estudio empleadas para el análisis institucional de manera de optimizar la proyección de si imagen en función de su identidad corporativa. El enfoque ontológico de la identidad institucional concibe de una manera objetiva la complejidad en torno a la problemática en la proyección de la imagen que percibe la población ante una propuesta transuniversitaria que riñe con sus creencias, ideas e impresiones conservadoras.
Las impresiones de las diferentes opciones de educación superior (universitaria y no universitaria) se diferencian entre sí, según Philip Kotler, en la medida que sean claras o confusas, simples o complejas, verdaderas o falsas, reales o imaginarias frente a la coexistencia de entidades educativas presenciales o virtuales (Kotler, 1995). Este problema de identidad institucional se puede superar como resultado de una cultura interna de la organización educativa, producto a su vez de sus principios, metas fundacionales, normas y valores.

La identidad visual de la institución debe desarrollar un estilo visual por medio de un escudo, logotipo, nombre, color, tipografía, iconografía, fotografías, etcétera, y plasmarla armónicamente en todos los elementos tangibles que la identifiquen (carteles, papelería, uniformes, bandera, etc.) y los elementos intangibles que la identifiquen (plataforma tecnológica, sitio de internet, correo electrónico, etc.).

El precio de la educación debe adaptarse a la realidad de las ciudades y adecuarse a la capacidad de la población para afrontar los gastos de matriculación y cuotas mensuales, por otro lado debe tomar en cuenta sus gastos de operación, el valor de la calidad educativa, del servicio brindado y de la puesta en marcha, actualización y mantenimiento de su plataforma tecnológica educativa.
La renovación de la concepción del territorio constituye una necesidad tanto a nivel del bienestar humano, como a nivel de la eficiencia de las actividades educativas. Se debe subrayar que el territorio renovado, a través de las tecnologías de la información y la comunicación, no existe como realidad objetiva, sino como producto de su representación en el ciberespacio. No se trata aquí de negar la existencia de las realidades espaciales, sino más bien de poner de manifiesto la existencia de una nueva realidad ciberespacial. Esto significa que no sólo se vive y actúa en un espacio, sino que se lo apropia de manera simbólica, metafórica en la medida en que los individuos comprendan la complejidad del ciberespacio, caracterizado por la experiencia personal de los ciberestudiantes, la cibercultura y el desarrollo histórico de la cibersociedad.

Los procesos para obtener resultados han de tomar en cuenta los incentivos que motiven poner a prueba en servicio educativo renovador, al favorecer la implantación de otras entidades educativas superiores apoyadas en tecnología digital, al ser noticia por su responsabilidad social y proyección humanitaria en la promoción de programas académicos ventajosos para los docentes, alumnos, padres y la sociedad en general.

domingo, 30 de enero de 2011

Tres superpoblaciones: chinos, indios y musulmanes

Las noches de insomnio a veces se ve acompañada por la frustración de vivir en una época donde la globalización es una realidad del caos migratorio, transferencia de cerebros y de capitales, resultado de un proceso histórico que nos maravilla con nuevos fenómenos inexplicables, insólitos e impredecibles como el cambio climático, Wall Street, la crisis global y la anomia producida por la corrupción y el narcotráfico.

Surgen así, en medio de ese estado de vigilia salpicado de la alucinación causada por el insomnio, pensamientos que no podrían darse en estado regular donde la situación es motivadora, productiva y eficaz. Pensamientos acompañados del sufrimiento de millones de habitantes de la Tierra. Superpoblaciones que superan los mil millones de habitantes, como: china, India, etc. Superpoblaciones con ideologías fundamentalistas: musulmanes para iniciar la lista.

Con los tres anteriores se cumple el 50% de la totalidad de terrícolas. Por lo que este ensayo se circunscribe a estos tres superpoblados escenarios socioeconómicos, culturales y religiosos.

El primer escenario con una superproducción y un superconsumo que desborda sus fronteras con productos que saturan los mercados globales desplazando a los productos locales con consecuente aumento del índice de desempleo y consecuentemente la recesión local que se suma a la global. Cabe mencionar que el sistema político es centralizado y el gobierno es condueño de los medios de producción. La población recibe servicios públicos y cuentan con buena infraestructura.

El segundo escenario saturado de seres pensantes, bilingües, con alto concepto del servicio y acostumbrados a trabajar como una fuerza de documentación y de información integrándose con lo que Toffler (2006) denominó el cuarto recurso económico: el conocimiento. Cabe mencionar que esta población vive en democracia pero en pobreza toral con muy malas infraestructuras y son condiciones públicas precarias.

El tercer escenario es gigantesco pero se encuentra disperso en cada esquina de Francia, Estados Unidos o Guatemala. Son células musulmanas que forman parte de la mayor fuerza religiosa del planeta con una cultura que conservan desde que dejaron de ser beduinos y la siguen y seguirán practicando en forma dogmática según las palabras del Corán. Son sociedades oligárquicas donde no existe democracia y predomina la cultura machista.

Se preguntará el amable lector ¿qué tienen que ver chinos, indios y árabes?

Primero tienen en común una complejidad social-económica-existencial entre riqueza y pobreza, entre conocimiento e ignorancia, entre salud y enfermedad. La lista es muy larga. Se trata de injusticias sociales a lo largo y ancho del Planeta. Para nadie es desconocido que son poblaciones que carecen de salubridad, alimentación, viven muy por debajo de la línea de pobreza.

Segundo factor común a los tres grupos étnicos es que cuentan con energía nuclear y tienen capacidad para crear armas atómicas. Si es que no las tienen ya. Esto engranda la lista puesta al inicio relacionado a fenómenos globales insospechados como la guerra atómica.

Hablar de una guerra atómica es sinónimo de degradación acelerada de la biósfera, todos nuestros esfuerzos sobre ecología, medioambiente y conservación de los recursos naturales quedarían reducidos a nada frente a la magnitud transformadora de la potencia nuclear.

Tercer punto que deseo abordar desde mi perspectiva personal al afirmar que reducir los efectos de los fenómenos de la globalización en el marco de las tres superpoblaciones mundiales mencionadas en forma previa, a la guerra palestino-israelí, mal llamada por las naciones del mundo problema palestino-israelí. Reducir el problema emancipador de la población árabe en todos los países del mundo y el dominio sobre las actuales fuentes de energía al conflicto árabe-israelí, no pertenece al pensamiento complejo.

El filósofo francés, Edgard Morin, afirmó en un artículo publicado en Le Monde de París en la reciente edición del 09-01-2011, que lo que le preocupa en el contexto de la crisis global y los efectos de la globalización tienen relación diferentes manifestaciones que se reflejan en las miserias humanas, la declinación del poder mundial, la regresión de las libertades, la degradación de la biósfera y el peligro autodestructivo que representa la amenaza de la proliferación de armas atómicas.

Ante este panorama ¿quién no se tira un balazo?

La sobrevivencia humana generacional y la supervivencia del día a día es de naturaleza autopoiética, o sea, que la naturaleza humana es de vivir y desafiar la muerte con mecanismos homeostáticos, termodinámicos, adaptativos, etc. etc.