domingo, 30 de enero de 2011

Tres superpoblaciones: chinos, indios y musulmanes

Las noches de insomnio a veces se ve acompañada por la frustración de vivir en una época donde la globalización es una realidad del caos migratorio, transferencia de cerebros y de capitales, resultado de un proceso histórico que nos maravilla con nuevos fenómenos inexplicables, insólitos e impredecibles como el cambio climático, Wall Street, la crisis global y la anomia producida por la corrupción y el narcotráfico.

Surgen así, en medio de ese estado de vigilia salpicado de la alucinación causada por el insomnio, pensamientos que no podrían darse en estado regular donde la situación es motivadora, productiva y eficaz. Pensamientos acompañados del sufrimiento de millones de habitantes de la Tierra. Superpoblaciones que superan los mil millones de habitantes, como: china, India, etc. Superpoblaciones con ideologías fundamentalistas: musulmanes para iniciar la lista.

Con los tres anteriores se cumple el 50% de la totalidad de terrícolas. Por lo que este ensayo se circunscribe a estos tres superpoblados escenarios socioeconómicos, culturales y religiosos.

El primer escenario con una superproducción y un superconsumo que desborda sus fronteras con productos que saturan los mercados globales desplazando a los productos locales con consecuente aumento del índice de desempleo y consecuentemente la recesión local que se suma a la global. Cabe mencionar que el sistema político es centralizado y el gobierno es condueño de los medios de producción. La población recibe servicios públicos y cuentan con buena infraestructura.

El segundo escenario saturado de seres pensantes, bilingües, con alto concepto del servicio y acostumbrados a trabajar como una fuerza de documentación y de información integrándose con lo que Toffler (2006) denominó el cuarto recurso económico: el conocimiento. Cabe mencionar que esta población vive en democracia pero en pobreza toral con muy malas infraestructuras y son condiciones públicas precarias.

El tercer escenario es gigantesco pero se encuentra disperso en cada esquina de Francia, Estados Unidos o Guatemala. Son células musulmanas que forman parte de la mayor fuerza religiosa del planeta con una cultura que conservan desde que dejaron de ser beduinos y la siguen y seguirán practicando en forma dogmática según las palabras del Corán. Son sociedades oligárquicas donde no existe democracia y predomina la cultura machista.

Se preguntará el amable lector ¿qué tienen que ver chinos, indios y árabes?

Primero tienen en común una complejidad social-económica-existencial entre riqueza y pobreza, entre conocimiento e ignorancia, entre salud y enfermedad. La lista es muy larga. Se trata de injusticias sociales a lo largo y ancho del Planeta. Para nadie es desconocido que son poblaciones que carecen de salubridad, alimentación, viven muy por debajo de la línea de pobreza.

Segundo factor común a los tres grupos étnicos es que cuentan con energía nuclear y tienen capacidad para crear armas atómicas. Si es que no las tienen ya. Esto engranda la lista puesta al inicio relacionado a fenómenos globales insospechados como la guerra atómica.

Hablar de una guerra atómica es sinónimo de degradación acelerada de la biósfera, todos nuestros esfuerzos sobre ecología, medioambiente y conservación de los recursos naturales quedarían reducidos a nada frente a la magnitud transformadora de la potencia nuclear.

Tercer punto que deseo abordar desde mi perspectiva personal al afirmar que reducir los efectos de los fenómenos de la globalización en el marco de las tres superpoblaciones mundiales mencionadas en forma previa, a la guerra palestino-israelí, mal llamada por las naciones del mundo problema palestino-israelí. Reducir el problema emancipador de la población árabe en todos los países del mundo y el dominio sobre las actuales fuentes de energía al conflicto árabe-israelí, no pertenece al pensamiento complejo.

El filósofo francés, Edgard Morin, afirmó en un artículo publicado en Le Monde de París en la reciente edición del 09-01-2011, que lo que le preocupa en el contexto de la crisis global y los efectos de la globalización tienen relación diferentes manifestaciones que se reflejan en las miserias humanas, la declinación del poder mundial, la regresión de las libertades, la degradación de la biósfera y el peligro autodestructivo que representa la amenaza de la proliferación de armas atómicas.

Ante este panorama ¿quién no se tira un balazo?

La sobrevivencia humana generacional y la supervivencia del día a día es de naturaleza autopoiética, o sea, que la naturaleza humana es de vivir y desafiar la muerte con mecanismos homeostáticos, termodinámicos, adaptativos, etc. etc.